Una mente en calma está predispuesta al aprendizaje
Así pues, la educación en la calma forma parte de los momentos más importantes que se viven en nuestras aulas. Nuestro objetivo es educar niños y niñas capaces de alcanzar un estado de bienestar global, tranquilidad y concentración armónica para emprender su próxima actividad.
Una persona que aprende a relajarse está adquiriendo un hábito esencial para la salud que puede seguir poniendo en práctica a lo largo de la vida. De manera que ante determinadas situaciones provocadoras de emociones negativas no se dejen llevar por la ira o la angustia, sino que, poniendo en práctica las habilidades aprendidas, logren disminuir ese estado y canalizar su energía en la búsqueda de alternativas de solución positivas.
La educación en la calma es un modo fundamental de potenciar la inteligencia emocional de nuestro alumnado, dotándoles de herramientas que les permitan identificar y regular sus estados emocionales.Tal es la importancia de esta rutina que se lleva a cabo principalmente en tres momentos importantes del día y de diferentes maneras (al comienzo de la reunión de bienvenida, a la vuelta del recreo y a la despedida antes de marcharse a casa) además de ponerla en práctica en algún otro momento en el cual sea necesario.
Contribuimos así a la higiene mental y por consiguiente, a la mejora de la atención, la concentración, el autocontrol, la convivencia y a formar una mente sana en un cuerpo sano.
Educar en la calma supone enseñar a la persona estrategias para relajarse mental y físicamente, lo cual es fundamental para que pueda funcionar de una manera sana y equilibrada. Las actividades que se plantean les invitan, a relajarse y respirar de manera controlada, y se suele acompañar cada ejercicio con música relajante o movimientos pausados. Utilizando diferentes objetos y herramientas como plumas, pelotas u otros objetos… para realizar masajes corporales, los niños y niñas van asociando estos a un estado de calma que les ayuda tanto física como emocionalmente.
Otro de los objetivos es que aprendan a identificar señales tempranas de tensión y estados de ánimo que les producen angustia. Poner en práctica las técnicas aprendidas en esos momentos “difíciles” les permitirá disminuir el nivel de activación del sistema nervioso para poder reflexionar y buscar una alternativa de solución a aquello que lo haya provocado. Para ello será fundamental la constancia diaria en la realización de las diferentes sesiones con la finalidad de mejorar el ambiente y lograr un resultado satisfactorio. Es sorprendente poder compartir la adquisición de este hábito saludable que puede convertirse en un hábito de vida.