Desde que nacen, los niños necesitan tiempo de ocio y tiempo libre, tiempo de juego, para poder desarrollarse de una forma integral. Aunque en pleno siglo XXI ha cambiado mucho la forma de jugar de los niños de ahora respecto a los de antes, lo cierto es que jugar siempre ha sido y será una actividad muy necesaria durante la infancia.
El juego tiene importantes beneficios para los más pequeños, uno de ellos es, precisamente, el desarrollo de su creatividad. Y es que cuando un niño juega, está a la vez aprendiendo a comunicarse mejor, y también a potenciar su imaginación.
A través del juego los peques también desarrollan habilidades sociales, pues aprenden, por ejemplo, a llevarse bien con las personas de su entorno, y aprenden valores como el de compartir, o el valor del compromiso.
Otro de los grandes beneficios que el juego aporta a los niños es que, a través de él, los pequeños aprenden a entender sus propios sentimientos y los de los demás. Y es que, cuando juegan, no suele haber adultos a su alrededor, por lo que se ven en la necesidad de tomar sus propias decisiones y de medir sus propias respuestas emocionales.
Los juegos clásicos nunca pasan de moda, pues han sido un pasatiempo y entretenimiento para niños de varias generaciones, y todavía hoy lo siguen siendo. Aunque estamos en la era de lo digital, los ordenadores, los dispositivos móviles y las videoconsolas, tus hijos necesitan crecer y desarrollarse jugando
¿Qué son los juegos cooperativos?
Dentro de los tipos de juegos que pueden practicar los niños, hay juegos competitivos, pero también existe otra clase de juegos conocidos como juegos cooperativos o colaborativos. Estos juegos de cooperación son aquellos en los que la colaboración entre todos los participantes es un elemento esencial.
A través de estos juegos, los niños crean un ambiente distendido, divertido y favorable para la cooperación en grupo, dejando a un lado el espíritu competitivo que deben poner en marcha en otro tipo de juegos.
Entre las principales características de este tipo de juegos destaca, por ejemplo, que todos los niños que participan juegan con los demás niños, y no contra los demás. En ocasiones, en estos juegos los niños deben superar en grupo un desafío o un obstáculo concreto, porque lo importante es que todos participen y lleguen a una solución en común.
En los juegos cooperativos el principal objetivo son las metas colectivas, y no las metas individuales, no existe la discriminación, y los peques desarrollan la empatía y el aprecio hacia los demás niños.
Un buen ejemplo de un juego cooperativo que al que se suele jugar en muchos colegios de educación infantil y primaria es ‘la cadena’.
En este juego, uno de los jugadores se la queda. Pero cuando pille a otro jugador, ambos se darán la mano y continuarán pillando al resto. Cuando vuelvan a pillar a otro, los tres van de la mano. Así sucesivamente hasta que estén todos pillados. Los niños que forman la cadena tienen que cooperar para poder trabajar en equipo y pillar así al resto de compañeros.
Otro juego cooperativo es “Que no se caiga el globo” a través de este juego cooperativo para los más pequeños los niños y niñas se colocarán sentados en corro para atender la explicación de el educador.
El juego comienza con la música, una vez el personal educativo le dé al play los niños y niñas deberán moverse de forma libre por el aula, la educadora soltará un globo que no puede tocar el suelo. Para conseguirlo los niños y niñas deberán darle golpecitos con cualquier parte del cuerpo para mantenerlo en el aire. El personal educativo decidirá si añade otro globo más en el aire o no.
¿Qué os parece estos juegos cooperativos para los más pequeños?