Miedos nocturnos en los hijos. ¿Qué puedo hacer?

27 Ene
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Una de las consultas en Lysmon por parte de algunas de nuestras familias a las educadoras y psicólogas de los centros de educación infantil están vinculadas con los miedos, pesadillas y terrores nocturnos, que acompañan a veces a nuestros hijos en la cama.  

A edades tan tempranas es difícil diferenciar si tu hijo o hija sufre una simple pesadilla o por el contrario está experimentando las consecuencias de un terror nocturno. Estos últimos son una interrupción del sueño que, aunque pueda parecer semejante a una pesadilla, sus efectos son mucho más severos y se suelen producir en las fases de sueño profundo. 

Cómo pueden actuar las familias ante esa sensación de desconsuelo, de un miedo que parece imposible de mitigar. Ante todo, es imprescindible tener claro que no se trata de ninguna anomalía ni disfuncionalidad del cerebro ni de ninguna de sus funciones, esta cuestión no está asociada a ningún problema médico.

¿Cómo se manifiesta un terror nocturno?

En general se trata de episodios de corta duración, debido principalmente a que, aunque abran los ojos realmente no se han despertado; no siendo recordado por los niños a la mañana siguiente. Las expresiones que vamos a encontrarnos son:

  • Levantarse súbitamente de la cama y llorar sin consuelo.
  • Sudar, temblar o respirar con rapidez.
  • Tener una mirada angustiada y confusa.
  • Gritar alterado, dar patadas y mover los brazos.
  • No identificar a la persona que lo acompaña en ese momento.
  • Rehuir el abrazo de la persona que lo acompaña.

Pocos minutos después, todo habrá acabado y el niño o niña volverá a caer en un sueño placentero.

¿Qué provoca que se sufra un terror nocturno?

Los terrores nocturnos pueden aparecer de manera espontánea o a veces, también pueden ser heredados de algún familiar que tuvo estos episodios o era sonámbulo. En general, las causas se encuentran vinculadas a las siguientes situaciones:

  • Etapas en que nuestros hijos están excesivamente cansados o estresados, generalmente por vacaciones, viajes, celebraciones, inicio de curso y todo aquello que interrumpa su rutina diaria.
  • Administración de algún nuevo medicamento.
  • Cambian de habitación o están de casa.
  • Tienen problemas para conciliar el sueño y no duermen lo suficiente.

Todas estas cuestiones van mejorando conforme el niño se desarrolla y madura, haciendo perder miedos e inseguridades y eliminando esos terrores nocturnos.

¿Cómo podemos ayudar a los niños?

A pesar de la preocupación que nos puede generar esta situación nocturna, desde las escuelas infantiles Lysmon aconsejamos que la mejor manera de afrontarla es con calma, mucha paciencia y una gran dosis de amor y comprensión por parte de las familias.

No es recomendable bajo ningún concepto despertar al niño durante este episodio, ya que se sentirán todavía más desorientados y confundidos. Recomendamos sencillamente acciones para prevenir:

  • Minimizar las situaciones de estrés.
  • Seguir los consejos que aportamos en ediciones anteriores generando una rutina a la hora de acostarse para dormir, en el que además de relajarse conecte con sus emociones del día y con sus seres queridos.
  • Tener el hábito de descanso durante al menos ocho horas por la noche, y una hora fijada para ir a dormir.

Si su hijo o hija no experimenta mejoría, diríjase a la educadora o psicóloga del centro infantil para trazar con ellas una estrategia de actuación que favorezca la superación de estos episodios, o al médico donde podrá hacer una consulta más amplia.

En Lysmon Group trabajamos con los recursos diseñados por nuestro Laboratorio de Retos Educativos para responder a esas necesidades a través de diferentes canales que favorecen el desarrollo integral de los más pequeños.

En este caso, recomendamos que la relación entre familia y centro educativo sea estrecha con el fin de detectar cualquier posible incidencia que viva el niño o la niña en su proceso de crecimiento. 

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